El retrato siempre ha estado presente en la historia de la humanidad y han sido diversos los medios que se han utilizado para realizarlos y dejar un registro de la persona. La pintura fue casi siempre el medio más utilizado para poder representar al retratado además de la escultura, pero esta representación fue siempre con una interpretación subjetiva del artista a cargo de crear el mismo. No fue hasta la invención de la fotografía en el año de 1839 en que esta subjetividad quedó a un lado, fue un cambio radical para la humanidad, ya que la fotografía nos permitió tener retratos fieles y reales de nosotros mismos, por lo tanto, desde sus inicios se ha considerado que una imagen fotográfica del retratado es la única prueba verídica que dejamos de nuestra existencia en esta vida, por lo tanto el retratarse fotográficamente fue y ha sido de vital importancia, ya que es el medio con el cual podemos perpetuarnos y trascender en el tiempo, permitiendo que con la acción de retratarnos, generaciones posteriores puedan saber de nosotros y confirmar que nuestra presencia en esta vida fue significativa y de valor para nosotros mismos o alguien más.